Los ausentes, protagonistas del voto 2025: por qué un tercio de los argentinos decidió no participar

Analistas explican por qué cae la concurrencia y cuánto hay que preocuparse.

POLITICA31/10/2025
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El enojo con la casta, el desinterés por la política y la falta de soluciones en la vida cotidiana explican por qué el 32% de los habilitados para votar esquivó las urnas el domingo, en las elecciones con menor participación desde el retorno de la democracia.

A lo largo del año, los protagonistas del escenario electoral fueron cambiando: gobernadores, el Presidente y distintos candidatos se turnaron en el centro de la escena. Pero el ausentismo fue el único actor constante en todos los comicios.

 "Algunas personas que son marcadamente antipolítica sienten que el voto no cambia nada y rechazan la idea de tomarse el trabajo de ir a votar. Se sienten estafados y enojados con la política, porque sienten que siempre defrauda, roba, que siempre son los mismos", sostuvo Hernán Vanoli, director de la consultora Sentimientos Públicos, a partir de estudios en grupos focales.

Uno de los catalizadores más frecuentes del enojo, señaló, es el privilegio de los dirigentes para aumentarse el sueldo a sí mismos: "En mi trabajo no me puedo subir el sueldo. No levanto la mano, me pongo de acuerdo con mis compañeros y nos lo subimos. ¿Por qué los políticos sí?", resumió Vanoli a El Economista sobre una frase recurrente en los grupos focales.

Otro grupo de ausentes son los desafectados: quienes alguna vez creyeron en la política, pero hoy se sienten decepcionados. "Es gente a la que en algún momento le importó, pero ahora está desilusionada con el partido que seguía", dijo el consultor. Son indiferentes: solo votan cuando sienten que se define algo importante. "La imagen del Congreso es muy mala, y no creen que allí se decida nada trascendente", agregó el consultor.

Facundo Cruz, fundador del Centro de Investigación para la Calidad Democrática (Cicad), sostuvo: "Hay cierta desconexión entre la dirigencia política y la ciudadanía, donde empieza a corroerse el vínculo representativo".

Esa percepción de homogeneidad también afecta la motivación electoral. "Como todos son lo mismo, ninguno ofrece soluciones reales a los problemas de la vida cotidiana. Es difícil percibir cuál es el cambio en la realidad personal y familiar de los ciudadanos al ir a votar legisladores", afirmó en línea con el diagnóstico de Vanoli.

A partir del análisis de estudios cualitativos, Cruz identificó como hilo conductor la demanda de renovación política, tanto en las dirigencias como en las propuestas. "De la misma manera que le llegó ese 2001 a la generación política de la transición a la democracia, ahora le está llegando el 2001 a la generación política que surgió allí y reconstruyó el vínculo entre la política y la sociedad", concluyó.

Por su parte, Carolina Tchintian, doctora en Ciencia Política, afirmó que la participación electoral es un fenómeno multicausal: "Los estudios muestran que puede verse afectada por factores muy diversos: desde el costo de acceder a la información necesaria para votar hasta cuestiones tan contingentes como el clima el día de la elección".

Asimismo, dijo que el dato no resulta alarmante, pero destacó que las causas detrás de la tendencia decreciente de la participación merecen atención "especialmente si parte de la explicación radica en una menor confianza o legitimidad percibida hacia las instituciones políticas".

Martín D'Alessandro, presidente de Poder Ciudadano, amplió la mirada al panorama mundial: "Hay un contexto global de desencanto con la democracia, tanto por sus dificultades para solucionar problemas como para generar innovación o mejoras en la vida de la gente".

Su impacto futuro
El 67,92% del padrón -menos de 25 millones de votantes sobre más de 36 millones habilitados- participó en las legislativas del domingo, marcando el piso histórico de la democracia argentina.

Sin embargo, Cruz advirtió que no se trata de una crisis profunda ni de una caída dramática, sino un descenso progresivo en los últimos años. 

El promedio de participación en las 10 elecciones desdobladas de este año fue del 59,49%, mientras que las legislativas nacionales alcanzaron el 67,92%, lo que muestra un repunte en la convocatoria, explicó Cruz. "Como ocurre en todo el mundo, las elecciones nacionales son más atractivas que cualquier otra", subrayó D'Alessandro.

Pese a que el aumento del ausentismo no implica una crisis alarmante, sí podría modificar algunas dinámicas de la democracia tal como se la conoce.

Tanto Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Di Tella, como Lara Goyburu, de Management & Fit, coincidieron en que el voto se volvió, en los hechos, no obligatorio, a pesar de su obligatoriedad legal.

A partir de ese diagnóstico, Negri señaló que las campañas podrían cambiar de enfoque y "empezar a girar en torno a lo que está en juego" para dejar en claro la relevancia del voto. En este sentido, Goyburu observó que esto ya ocurrió en la última elección: "En los últimos 15 días vimos que las dos grandes fuerzas llamaban a la participación, especialmente a partir de lo que se veía que venía pasando en las provincias que habían votado antes".

No hubo, sin embargo, consenso sobre los efectos que podría tener la caída de la participación. Negri advirtió sobre el riesgo que supone para la democracia: "Hay un sentimiento muy generalizado de votar al menos malo, de que las opciones son todas de baja calidad. Una ciudadanía que le da la espalda al sistema político es también una ciudadanía menos capaz de controlar a los políticos. Es falta de involucramiento, y eso es un problema para la democracia". Y agregó: "Una democracia en la que la gente desconfía del sistema político deja la puerta abierta a presiones políticas y apoyo a candidatos más autoritarios".

Goyburu, en cambio, ofreció otra perspectiva: "No me preocupa tanto. Si se compara con países donde el voto no es obligatorio [como, en los hecho, funciona hoy en Argentina], no existe una deficiencia. Pero es un desafío para el sistema político. Por supuesto que no es bueno cuando no todos participan, pero me preocuparía más por lo que suceda con los partidos políticos, que hoy están en crisis, han perdido sus links con la sociedad y no logran representar a una parte importante de la población", señaló.

Por último, aunque no hay consenso sobre a qué espacio político benefició o perjudicó el ausentismo, Goyburu destacó el desafío que representa para las terceras fuerzas: "Tienen que competir no solo con la polarización, sino también con el desincentivo que tiene la ciudadanía para ir a votar cuando no encuentra opciones en las dos grandes fuerzas". Y concluyó: "Antes iban a votar y, quizá, pocos convencidos lo hacían por terceras fuerzas porque el voto era obligatorio. Ahora ni siquiera se movilizan para hacerlo".

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