El Plan Marshall argentino

Un inesperado respaldo de EE.UU. transforma el panorama financiero argentino. ¿Gesto solidario o estrategia geopolítica contra China? Claves del nuevo salvavidas.

ECONOMIA29/09/2025
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Las últimas semanas han sido un tanto caóticas para la economía argentina, y más aún la última y en el plano financiero, con bonos cotizando con paridad de default, riesgo país disparado sobre los 1.400 puntos y un dólar apretado contra la banda superior, todo lo cual hacía presagiar un dolorosísimo derrotero para el gobierno nacional hasta las próximas elecciones del 26 de octubre. 

Pero de repente, un anuncio del Secretario del Tesoro Norteamericano este lunes 22 por la mañana alteró radicalmente el panorama: "EEUU hará lo que sea necesario para apoyar a la Argentina". Con dicho anuncio, los papeles argentinos -tanto acciones como bonos- saltaron a la par que sus tenedores, haciendo que en contrapartida el riesgo país y el dólar se desplomaran; a lo largo del mismo día el gobierno nacional también informó la eliminación de las retenciones para todos los granos hasta el 31 de octubre, todo ello a fin de engrosar la oferta de dólares en el plano local.  

Ahora bien, lo interesante de lo acontecido en tan pocas horas no es tan sólo la velocidad con la que variaron las perspectivas financieras para la Argentina sino el contexto en que dicha ayuda se manifestó a favor del país. En tal sentido, ¿qué trasfondo hay en una "ayuda económica"? ¿Simplemente evitar el colapso de una nación o un juego mayor en el plano geopolítico? Diríamos más bien que se trata de lo último, es decir, de apuntalar a un aliado en una región, y así muy bien lo expresaba Scott Bessent en su tweet del lunes 22 por la mañana: "Argentina es un aliado de importancia sistémica para Estados Unidos en América Latina". Bueno, de un modo similar se pensó el "Plan Marshall" -oficialmente el "European Recovery Program"- al término de la Segunda Guerra Mundial.

 

Al momento de nacer el Plan Marshall -allá por fines de 1947 y principios de 1948-, y como muy poco tiempo antes refiriera Winston Churchill al hablar en 1946 de "la cortina de hierro que ha caído en Europa", el mundo se empezaba a vislumbrar en dos grandes bloques: (i) Uno de países alineados con EEUU y (ii) otro de países alineados con la URSS -habría una "tercera posición" de países no alineados con ninguna de dichas potencias, los llamados "tercermundistas"-. Siguiendo con ello, amén de que el nombre oficial del Plan Marshall evocara la "recuperación europea" la misma debía darse de forma tal que el liderazgo global norteamericano se continuara afianzando, razón por la cual el plan no sólo tenía como objetivo ayudar a la reconstrucción de los países europeos severamente afectados por la guerra sino en restablecer a Alemania a fin de que oficiara el doble rol de limitar la influencia soviética en Europa y de limitar la preponderancia británica en la economía europea y global, movimientos los cuales tendrían un éxito definitivo con el colapso de la URSS en 1991 y la crisis financiera inglesa de principios de los 90s -curiosamente, Scott Bessent formaba parte del equipo de George Soros cuando mediante su "Quantum Fund" lideraron la embestida que terminó quebrando al Banco de Inglaterra durante el "Black Wednesday" de 1992-.

Volviendo al caso argentino, a las palabras del Secretario del Tesoro de EEUU hay que sumarle las palabras aún más efusivas y directas de Donald Trump esbozadas este martes 23 por la mañana: "Milei tiene mi respaldo total y completo para su reelección"; es decir, que no se piensa sólo en "ayudar al país a salir del mal paso" sino en "construir algo más duradero", y ello hace sentido dentro de un "plan a desarrollarse dentro de distintas áreas". Dicho ello, aunque el "plan argentino" obviamente no fuera a contar con la misma envergadura y alcances del Plan Marshall ciertamente puede hablarse de cánones que han de repetirse. 

En primer lugar, porque se suministrarían recursos para generar estabilidad en la economía, y más precisamente estabilidad en el plano financiero, como así bien se deduce del tweet de Scott Bessent: "Todas las opciones para la estabilización están sobre la mesa. Estas opciones pueden incluir, entre otras, líneas de swap, compras directas de divisas y adquisición de deuda pública denominada en USD a través del Fondo de Estabilización de Cambios del Tesoro". Siguiendo con ello, como contrapartida a la ayuda lo normal sería que el gobierno norteamericano estableciese exigencias presupuestarias/fiscales al gobierno local, exigencias las cuales a su vez deberían ir acompañadas de modificaciones que agilicen el comercio bilateral como así también otorguen mayores garantías y previsibilidad para las inversiones efectuadas/a efectuarse en el país, lo cual tiene un doble juego: Mientras que por un lado la mejora de la productividad local ayudaría al repago de la ayuda -plano público- las mayores garantías para inversiones protegerían la renta generada en el país por empresas norteamericanas -plano privado-. 

En segundo lugar, ahora sí, tenemos la cuestión geopolítica. Así como en su momento el Plan Marshall tuvo como doble objetivo limitar la injerencia soviética y recortar la preponderancia británica aquí los EEUU conjugan ese doble objetivo en un solo país: China. En tal sentido, si bien el Plan Marshall tuvo más bien un carácter "preventivo" dado que se dio al inicio de la influencia global del régimen soviético, y tan sólo después de que Truman -con apoyo en la visión de Churchill- realmente dimensionara la "amenaza soviética", lo cual alteraba rotundamente la visión más benévola de Roosevelt respecto de la URSS, no dejan de coincidir ambos planes en la estrategia de contener un serio enemigo político y económico. Más aún, dado lo avanzado de la influencia china en la región -se debe tener presente que actualmente la gran mayoría de los oficialismos de América Latina son de signo político contrario al de EEUU- más urgente se presentaría este nuevo plan de salvataje de la Administración Trump.

En definitiva, este nuevo plan no sería más que otro capítulo de la política internacional impulsada por Trump -tanto en este mandato como en el anterior- dispuesta a contener/reducir la influencia global china, capítulo el cual sería más bien "menor" en relación a cruzadas más fuertes como lo han sido el "tarifazo" de principios del 2025 o el boicot de 2019/2020 para que las empresas chinas Huawei y ZTE no liderasen globalmente la extensión de la red 5G. Dicho ello, una muestra más de que el plan de salvataje argentino no se trataría de una "ayuda entre mandatarios con ideas similares" sino más bien una cuestión estratégica es la presunta exigencia de Trump de que Argentina cancele su swap de monedas con China, renovado por última vez en 2024. 

Para concluir, naturalmente habrá detractores de este nuevo plan que retomarán viejas consignas como que "América Latina es el patio trasero de los EEUU" -hablando de su hipocresía o ayuda poca genuina o más bien interesada- mientras que otros se enfocarán en la cuestión del inicio de una nueva "crisis de deuda". Ahora bien, lo cierto es que el gobierno estaba necesitando urgentemente un salvavidas; el tiempo dirá si no lo convierten en un salvavidas de plomo para la economía local.

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